26 de septiembre de 2015

Funda de libreta a partir de unos vaqueros


La gente que tira los vaqueros a la basura merece tormento, porque es una de las telas a las que se le puede sacar más provecho para hacer pequeños estuches, fundas y neceseres. Es bastante recia de por sí y com bina con cualquier forro que le pongamos. Las cremalleras cuando son largas son bastante aprovechables y los bolsillos suelen ser un elemento decorativo interesante.
Cuando el dines es muy ligero y finito, se puede aprovechar como funda ligera para una libreta o cualquier elemento que queramos.
El material de partida fueron unos vaqueros de verano, de niña, con una cinturilla con aberturas, unos bordados hippies en blanco y perneras acampanadas. Aparte de no caberme tenían una hechura demasiado hortera.
La diferencia de talla me evitó la tentación de usarlos, aunque los bordados son graciosos. No pongo la foto de la forma de las perneras para que podáis dormir esta noche. 
Lo primero, descoser la cremallera invisible, que viene de perlas para cualquier cosa.
Luego, descoser una de las perneras para hacer una funda portafolio para el cuaderno de recetas que tengo en la cocina.
Aproveché los bordados para el frontal, marqué con unas costuras el lomo, reciclé una parte de la cinturilla para el broche con velcro (un retal perdido de velcro adhesivo casi sin pegamento que basta con coser para que aguante mejor los tirones) que de paso hace las funciones de portabolis y añade un bordado extra.
Es importante en una funda para una libreta con espiral que sea suficientemente holgada para poder doblar la libreta, sin que la libreta se salga de la funda ni quede muy tirante el lomo. En mi caso quedó incluso demasiado holgado.
Pues aprovechando la parte de la cinturilla y la etiqueta, hago un broche para poner el velcro, que se pega en la parte trasera porque en la delantera quería que se viera la estrellita bordada. No está centrado porque tenía que aprovechar el único hueco que dejaban los bordados de la parte delantera.
Como la cara interior de los vaqueros era feílla, puse un forro. En esta caso, retales provenientes de una camisa de pijama que me regalaron y que me duró un lavado. Era de Primar, no voy a esconder la mala publicidad. Tras la primera lavadora, el tejido ya estaba desteñido y con rayas marcadas, y al primer estirón se rasgó. Pues nada: un bonito retal con tela de bicicletas que parecía basura pero ha resultado ser una tela para forros que combina y queda bien con todo, porque adorna pero no quita protagonismo a la tela principal. Además de actuar de trasera del denim, añadí unos bolsillos para la contraportada de la libreta para que se pudieran guardar recetas sueltas.
Como el ensamblaje fue un poco caótico y yo el diseño previo y la ordenación de las telas antes de la costura no la domino aún, al final las pegué posteriormente a coser el forro procurando que los dobladillos quedaran bien.

Un bolsillo extra para meter hojas sueltas, suficientemente holgado, y sin que se vea interior del denim. 
La parte trasera donde se inserta la tapa de la libreta me quedó demasiado justa y está metida a presión por la falta de exactitud de las costuras, pero resulta útil porque la libreta no se mueve y ya está el bolsillo de la otra contraportada para que quede más holgado y se puedan meter papeles sueltos.
Vista lateral. pese a tanto forro y bolsillo no queda nada grueso, como veis.
Me queda la otra pernera bordada para otra funda más perfeccionada que quiera hacer en el futuro, pero tengo otros proyectos con tela vaquera en mente que me va a tener ocupada un tiempo. ¿Este al menos qué os ha parecido?

Por cierto...¿Qué hacían esos vaqueros en mi poder, si ni siquiera eran míos? Ahh, eso dará para una entrada larga del blog que ya daré a conocer...

22 de septiembre de 2015

Alfileteros en forma de flor con retales


Culo veo culo quiero, y mellizos.
 Esto es un clásico que cualquier iniciada a la costura querrá imitar en cuanto lo vea. Los alfileteros nunca sobran y además tienen la ventaja de que pueden aprovecharse retales de tamaño relativamente pequeño, sólo hace falta combinarlos.
Yo tenía suficiente colección de retales como para hacerme dos a juego.
Los hago siguiendo el famoso tutorial de Chita Lou que usa todo el mundo, pero usando de molde una tapa de bote en vez de un CD, así que me han quedado más pequeños. Los he hecho así porque no necesito alfileteros tan grandes y porque la idea inicial era aprovechar alguno para hacerme un alfiletero de muñeca para ir clavando los alfileres según coso a máquina.
La única dificultad es seguir la costura en círculo. Yo soy malísima haciendo curvas con la máquina de coser, hasta el punto que me he acostumbrado a usar el pedal descalza para tener más sensibilidad y poder pisarlo más lentamente.
El rojo está hecho con restos de un top de terciopelo que me quedaba estrecho y en su día aproveché para hacer un peluchín a la XXXXXXX de mi ex-jefa. El azul tiene terciopelo de un pantalón de pijama del maromo que se quedó sin goma y supongo que tendría algún defecto más como para dejármelo; ahora tengo terciopelo azul para parar un tren. La tela de cuadritos proviene de los inevitables calzoncillos difuntos del maromo. No sé qué sería de mí si prefiriera llevar slips.

Conjuntados todo lo que permite el reciclaje.

El botón de abajo está a juego y el de arriba no es auténtico botón, si no fresitas de un colector roto que, no es broma, tiene al menos 20 años. Pero es que esas fresitas no creo que haya ser humano merecedor de ese nombre capaz de tirarlas a la basura. Al final las he conseguido colocar, y me sobran dos, y quedan divinas, porque dan el toque especial.
Los hilos de crochet de colores también los tenía por ahí y salto de alegría cada vez que tengo ocasión de gastar una hebra para ver si me deshago de ellos.
Y están rellenos de napa silicona; eso sí: me han quedado unos acericos poco densos y no son apropiados para clavar alfileres largos y gruesos: la punta traspasa al otro lado.

Y tienen otro defecto: no tienen esa dureza y ese "crujido" que tiene el inigualable alfiletero "de los chinitos". Así que seguiré usando el de los chinitos para la batalla y los de flores, para los costureros "secundarios" y los alfileres "de fantasía".
El popular alfiletero "de los chinitos". Funcional, pero frío y sin alma. 
No obstante el botón que tienen abajo es adecuado para poder añadirles una muñequera y poder ponértelos en la muñeca, o un fieltro más duro que permita clavar agujas gruesas, o incluso un fieltro con un imán y poder usarlos como adorno de una tapa de bote (como mi bote de botones) o disponer de un costurero de emergencia en la cocina.

Esto comparadlo con los primitivos alfileteros que hacía mi abuela y veréis que al menos se nota cierta progresión en la familia, y que estaría orgullosa de mí. También se podrían coser perfectamente a mano; de hecho la mitad del trabajo que conllevan es manual.

Alfiletero clásico de mi abuela, hecho a mano para mi madre allá por el Jurásico tardío. Está relleno de retales y casi se necesita una broca con punta de diamante para clavar algo cómodamente. 

Y menos mal que tengo terciopelo y retales como para seguir haciendo más porque sé que si los ve alguien de mi familia me va a pedir alguno de regalo.
¿A que tienen su encanto?

19 de septiembre de 2015

Decorar tarrinas de helado

No hay tortura en el infierno suficientemente dura para los que tiran a la basura algunos envases comerciales, especialmente las tarrinas de helado. Las de la foto corresponden al envase de sorbete de limón del Mercadona, que compramos siempre que tenemos visitas porque solemos preparar sorbete de limón al cava de postre. Son estupendas porque son negras y la tapa es bastante hermética, no se rompe mucho cuando se abre el precinto.
Como cajas de ordenación son insuperables, porque tienen un tamaño que cabe en cualquier cajón, son apilables y discretas. La ventaja es que al ser de plástico pueden estar en un cuarto de baño o un jardín, aguantando humedad.

Los dibujos de la tapa no se pueden eliminar con disolvente o rascando la pegatina, pero ese inconveniente se supera con facilidad con un papel adhesivo suficientemente oscuro. Yo tengo rollos de papel comprados en los chinos y en el LIDL...¿adivináis de qué? De mis adorados animal print: tengo de vaca, de cebra y de leopardo, que es lo más culebra a este lado del arroyo de los Combos. Pero hay miles de diseños chulos donde elegir.

Da igual el sabor: selecciona la tarrina de helado más dura y oscura porque es irresistible no prepararse una cajita de estas.
La medida exacta que tengo que recortar la obtengo de la silueta de la boca de la parte inferior del envase
Cuidado con el papel de vaca y de cebra y en general los de fondo blanco porque las letras del envase se transparentarían, y da mal resultado pegar dos capas de papel adhesivo, porque el estampado de la capa de abajo no coincidiría con el de arriba, también se transparentaría y daría mal efecto. Para evitarlo, hay que ocultar las letras del envase pintándolas con típpex, laca de uñas muy cubriente o cualquier pintura que pueda cubrir el plástico lo suficiente para que luego no se transparente el dibujo cuando se pegue el papel adhesivo.

Tienen usos mil: guardar cremalleras, rodilleras y otros artículos de costura, guardar cubiertos de plástico, velas de cumpleaños o cualquier objeto pequeño que pulula por la cocina, pinturas y lápices de colores, canicas y juguetes pequeños, piedrecitas, restos de abalorios que están esperando un uso mejor, maquillaje y artículos para el pelo... Dan alegría cuando se abre cualquier cajón.
Si en mi casa alguien tira uno de estos, le muerdo un ojo.

15 de septiembre de 2015

Libro de texturas para bebés a partir de toda clase de retales

Pues estaba yo bullendo de inquietud creativa mientras daba el pecho a mis mellizos y me dije: "¿para qué voy a comprar un libro educativo que les ayude a aprenderse los colores y las texturas, si tengo yo guardados miríadas de retales de todas clases, muchos de ellos inutilizables a priori?"

Así que me puse manos a la obra a combinar y coser toda clase de retales y tipos de tela para hacerles una especie de libro educativo. También pensé en añadir cremalleras, snaps, corchetes, lazos y botones muy bien cosidos para enseñarles a desabrochar cosas, pero al final sólo gasté botones solitarios.
Libro al que, salvo la parte de los botones y la página de la redecilla, mis hijos hicieron caso omiso. Al final los colores y demás los aprendieron por su cuenta, pero lo que importa es la intención, que era buena.
Mis acabados no son nada profesionales por el grosor de algunos retales y el número de páginas excesivo, pero teniendo cuidado de hacer todas las páginas del mismo tamaño, reducir su número a un máximo de 6 y añadir un lazo o broche que mantenga el conjunto cerrado y unido, creo que queda una cosa curiosa para regalar a unos futuros padres o dejarla como herencia familiar.
Esta es la "portada" del libro, con botones de todos los colores posibles y diferentes tamaños y formas. Para evitar accidentes están cosidos a conciencia, totalmente a prueba de tirones y mordiscos. Es la manera que más gustó a mis niños de repasar los colores y tonos.
Página 1: retales de franela y terciopelo de diferentes colores y formas, y por supuesto, de texturas. Página 2: combinación de telas para el aprendizaje de diferentes colores y diferencia entre liso/estampado/rayas. Esta página está rellena con una lámina gruesa de papel de celofán para dar ese efecto de "crujido" que les gusta tanto a los niños.
Página 3: combinación de telas (todas procedentes de calzoncillos del padre!!!!) para el aprendizaje de colores y estampados (conejitos, rayas verticales y horizontales, cuadritos). Página 4: combinación de pelo de conejo (¿¿¿¿de dónde narices lo saqué??????) y tela vaquera con diferentes bordados hechos a máquina con diferentes colores: zigzags más o menos elaborados y diferentes tipos de ondas.

Página 5: franjas de diferentes colores con textura de punto. Página 6: el retal de un velo para danza del vientre es un buen ejemplo de tela muy finita, pero acordaros de recortarlo en zigzag para que no se deshilache por entero y acabe desapareciendo!!

Página 7: piel de conejo negra sacada del ribete de un guante de lana desparejado (el otro guante se perdió) y satén blanco como contraste extremo de color y textura. Página 8 (apenas perceptible): retal de tela de redecilla, con textura "crujiente" (creo que la saqué de algún tipo de lazo o adorno, quizás de las flores que me regalaron por el nacimiento de mis hijos). Esta página también triunfó.
Página 9: obviamente, la "trasera" de la página 8. Página 10: contraste entre textura terciopelo rojo oscuro (restos de un top de la madre) y textura lisa con estampado de cuadritos en tonos rojizos (sí, vuelve a ser tela de calzoncillos del padre...es que queda bien con todo!!!!). Tuve que añadir sobre la marcha un trozo de tela como adaptador por el grosor que estaba alcanzando el conjunto, a manera de lomo del libro, aunque quedó muy descuadrado.
Y la contraportada, poco glamurosa, con otra selección de telas y lonetas lisas, con rayas, flores, cuadritos grandes y pequeños...¡un poco de todo!
 Me cuesta encontrar otra manera de reciclar tantos y tantos tipos diferentes de tela, con trozos tan pequeños y miserables, aparte de botones solitarios. Si se diseña mejor que lo que yo hice y se vigila la ejecución, creo que queda algo digno de regalar para un bebé. He visto libros "táctiles" comerciales con la misma intención bastante más pobres en variedad de colores y texturas. Al menos mi libro da para un rato largo de estar repasando con el bebé toda clase de colores, líneas, etc.
El caso es que ahora anda por casa sin que nadie le haga caso y yo he pensado incluso en recuperar de nuevo los botones y tirar lo demás, pero por otro lado pienso en dejarlo como un recuerdo más de la infancia de mis hijos que si quieren, pueden guardar para sus propios hijos.

Vosotros qué pensais, ¿es demasiado cutre para conservarlo?

12 de septiembre de 2015

Maceteros pintados

¿Tienes macetas de barro y las tienes así, en plan rústico, sin hacerles nada ni solucionar ese espantoso color marrón?
Enhorabuena, a nivel de jardinería es lo correcto porque las macetas de barro son las que mejor permiten la evaporación del agua.
Pero a nivel decorativo es de una sosez del quince y yo no lo puedo aguantar.
Tampoco las grandes macetas de plástico de color marrón.
Y menos teniendo en el trastero, como tenemos todos, restos de pinturas y esmaltes sintéticos sin usar.
Así que brocha al canto y a ponerse a pintar macetas.
Como parto de pocos colores mis patrones favoritos son la imitación de piel de vaca con grandes machurrones negros sobre fondo blanco y las letras japonesas y chinas sobre fondo rojo o de otro color (sacadas de Google y pintadas con espantosa caligrafía, pero da el efecto). Las ideas son múltiples, desde otros prints animales a dibujos de flores, paisajes, dragones, cenefas... Todo depende de las habilidades de cada cuál.

Letras chinas o japonesas, no me acuerdo, significando los conceptos buenrollistas de siempre (suerte, alegría, etc). Los soportes de maceta son comprados en el LIDL pero son una buena idea para realizar con arcilla.
El print de piel de vaca siempre es un éxito seguro. Además resalta el verdor de las hojas, única belleza de las plantas sin flores. Por cierto que esa planta es otra historia de "me da pena tirarla", porque la compré que venía con cochinilla y estuvo muy malita, pero con limpieza meticulosa con potingue casero a base de alcohol logré recuperarla y hacer que ganara en esplendor. Es de cuando podía tener paciencia con las plantas enfermas.
Los maceteros que vienen con relieves de cenefas también son una tentación, porque basta con seguir la cenefa. En estos casos menos es más y en vez de liarse a poner colores como un loco es mejor utilizar sólo dos, por ejemplo un blanco de fondo y un azul ultramar para las cenefas, que es una combinación muy elegante que siempre funciona.

El único problema de reutilizar pinturas malorras es que con el paso de los años y la humedad, la pintura puede formar burbujas o resquebrajarse, pero si la maceta sigue teniendo uso se puede retocar.
Y ninguna planta se me ha muerto en estas macetas de forma atribuible a la pintura.

Así que todos a crear macetas pintorescas a partir de macetas cutres (además, heredadas) y restos de pinturas cuya compra se pierde en la noche de los tiempos.

9 de septiembre de 2015

Reciclar retales para hacer compresas de tela lavables



Una de mis últimas aficiones costuriles, que además me permite mejorar mis habilidades con la máquina y reciclar materiales de tela "difíciles"que no se suelen poder aprovechar para fines más nobles, es hacer salvaslips de tela lavables para uso propio.
Para los que no estén familiarizados con el mundo de las compresas y pañales lavables, así como otras alternativas de higiene femenina no desechables, recomiendo encarecidamente la lectura del blog Opciones Menstruales, pues no se me ocurre mejor resumen de todo lo que da de sí este mundillo en la blogosfera.

Yo uso copa menstrual desde hace muchos años y si aún no me había decantado por acompañarla de salvaslips lavables es por su alto precio y por la desconfianza de que realmente resulten finos y cómodos.
Pero con los materiales reciclados a mano, instrucciones en internet y máquina de coser en casa es dificil resistirse a probar un DIY. Aún me hallo en la fase de explorar el patrón que mejor se adapte a mis necesidades y a corregir los defectos de mis primeras creaciones, asi que voy a dar un primer avance con consejos para los que se quieran adentrar también en esta práctica.

En primer lugar, ¿de dónde sacar el patrón?
Pues mis primeras creaciones, que fueron un churro costuril por problemas de primeriza y las tuve que tirar, las saqué de este patrón que me pareció muy razonable. Cuando conseguí que las costuras me quedaran bien, resultó que era demasiado ancho para mis braguitas y las alas me quedaban demasiado anchas, así que lo tengo en el limbo esperando a que me decida si lo tiro a la basura o le doy un retoque a las costuras por si puedo salvarlo, recortando y recosiendo donde toque.
Después de eso vi que me tenía que hacer mi propio patrón a partir de la forma de las bragas que me gusta usar cuando tengo la regla, y eso es tan fácil como poner un papel debajo de la entrepierna de las braguitas y seguir el contorno. Despues dibujas la parte delantera y trasera de la braguita con la forma y longitud que más o menos pienses que encaja en tu anatomía, gustos y forma de las braguitas, y de ahi sacas un patron que puedes trasladar a un carton mas grueso. Eso si, teniendo en cuenta que al carecer de adhesivo el salvalip o compresa debe tener la forma que mejor se adapte al cuerpo sin desplazarse después con los movimientos, y que no se note mucho con la ropa.
Mi primer intento ha ido mejor en cuanto a anchura y longitud de las alas, pero no en cuanto a forma y longitud total, que se me ha quedado corta y no me gusta la sensación: se dobla donde no debe, no cubre bien y se nota que algo te abulta en la ropa interior.
Así que tengo que seguir mejorando mi modelo y de paso mis acabados.
El sandwich de telas, ya pespunteadas por el borde y a falta de darle la vuelta y acabar de coser  con puntada invisible. Se aprecia la forma del patrón propio, que no publico porque no he quedado satisfecha.

¿Es fácil encontrar materiales en casa para ponerte a hacer un salvaslip DIY?
Pues sí, y es genial que en en el blog que he recomendado se me hayan adelantado y hayan hecho una entrada recopilando los materiales que se pueden reutilizar:  basta retales de un palmo de diámetro de hilo de algodón, franela, terciopelo, polar, microfibra, tela de paraguas o tienda de campaña, chubasqueros, protectores de colchón, toallas viejas, camisetas... cosas muy bastas para hacer un monedero o un bolso, pero para esto van fenomenal. Luego si quieres profesionalizar el resultado sí que que tienes que acudir a tiendas especializadas para buscar materiales con mejores características.
Yo he aprendido latín estudiando todas las posibilidades y características de las telas, pero como lo que me gusta es reutilizar y reciclar, de los retales que tengo por casa utilizo las siguientes telas para las distintas capas del salvaslip:
  • Capa superior: terciopelo, franela o camiseta.
  • Capa absorvente: microfibra (¡¡ no pienso romper nada de forro polar para gastarlo en pruebas!!)
  • Capa impermeable: PUL (aunque tengo otras telas impermeables por ahí)
  • Capa decorativa: hilo de algodón, camiseta.
Aunque yo solo quiero usar salvaslips y no compresas, de mis intentonas he descubierto que al menos con los materiales que yo uso sí que conviene usar una capa absorvente para dar sensación de "seco por más tiempo", y eso hace que el resultado quede un poco más grueso.
Los materiales que yo estoy usando para mis prototipos son, pues:
  • El terciopelo de algodón del famoso pijama azul reutilizado del cual saqué material para alfileteros.
  • Una bayeta de microfibra (nueva en este caso, pero del mismo modelo de las que compro para el polvo).
  • PUL, es decir, tela de paraguas roto recuperado de la calle. Ni siquiera el paraguas roto era mío (!!!!): lo vi en la calle y "lo mandé traer" para después quitarle las varillas y meterlo en la lavadora. De momento gasto este paraguas (un paraguas infantil lamentable de Hanna Montana) pero tengo en reserva una funda de paraguas huérfana y otra tela impermeable procedente de reciclaje urbano (vamos, de otra prenda encontrada; las connotaciones éticas y filosóficas del asunto las dejamos para otro post).
  • Tela de hilo de algodón, en este caso también el sobrante de un pijama roto que utilizo muy a menudo de forro para cualquier cosa, porque aunque parezca una tela feilla luego da buen resultado cuando la combinas con cualquier cosa.
Todo materiales que podemos tener en casa.

Como realmente no necesito excesivo poder de absorción porque ya tengo la copa menstrual y sólo necesito prever una posible fuga, hice un prototipo intentando evitar la microfibra, que es lo que da más grosor al conjunto, pero el terciopelo no da sensación de "siempre seco", y no me gusta ni pizca.
Metiendo la microfibra se soluciona el problema y de paso tienes más absorción pero queda demasiado grueso, aunque espero minimizar la sensación con un patrón diferente y mejores costuras que "aplanen" las capas de tela. También tengo disponible retales de franela para probar como primera capa.

El salvaslip una vez dada la vuelta a la tela y cosido el último agujero con puntada invisible. Queda voluminosa; por eso es necesario pasarle un nuevo pespunte por todo el reborde y por el interior de la compresa, marcando de paso las lineas por las que queremos que la compresa quede fina o se dirija el flujo.
El pespunte interior lo hice sin una buena guía y me quedó bastante churro, pero creo que se aprecia bastante bien la diferencia de grosor con respecto a la foto anterior. Y lo ideal sería pasar un nuevo pespunte por en medio de la compresa y de las alas, para que quede aún más fina.
Como el diseño me esta llevando más I+D de lo esperado a lo mejor los siguientes prototipos los hago sin microfibra para no estar gastando el material a lo tonto. Con el capricho me he comprado snaps de plástico y metal y las tenazas para colocar snaps de plástico y lo que he ahorrado en telas al final me lo he gastado en otros artilugios, a los que espero dar otro uso.

La compresa plegada aprovechando el snap de plástico. Ya le puedo sacar partido a las dichosas tenazas...

En resumidas cuentas, el mundo de las compresas de tela es todo un reto para las amantes de la costura DIY por las siguientes razones:

  • Profusión de costuras "difíciles" para principantes con máquinas malorras como yo: muchas curvas, se requiere precisión, costuras al lado del borde, costuras interiores, colocación de snaps...Y todo sin que se te descuadren ni arruguen las 4 capas de tela estándar, cosa que yo no he conseguido del todo ni siquiera con prensatelas de doble arrastre.
El resultado, visto desde arriba. Muchos defectos para corregir.
  • Dificultad de encontrar algunas de las telas necesarias con mejores prestaciones, como el PUL o el material absorvente, no digamos ya de reciclarlo. Requiere aumentar al conocimiento de las diferentes telas que tenemos alrededor y estudiar cuál es la que irá mejor para cada caso.
  • Múltiples opciones de mejora en el patronaje para adaptarlo a la anatomía y costumbres de cada cual.
  • Aparte de que se necesitan varias compresas o salvaslips para usar en cada ciclo, hay que contar los accesorios, como las bolsitas para meterlas cuando estamos fuera de casa. ¡¡Horas y horas de entretenimiento y costura!!
La bolsita que me hice para guardar mi copa menstrual. ¿Reconoceis la tela? Es la seda floreada que utilizo para mis matrioskas de lata. Como siga haciendo muchas, me tendré que hacer una nueva bolsita... 

Así que ya iré publicando mis mejoras y avances. Algún día espero conseguir algo realmente hermoso que de pena utilizar, como estas compresas que se ven por ahí. De paso recomiendo a todo el mundo que se adentre en el mundillo de las copas menstruales y compresas lavables: si quien las prueba no vuelve a las opciones habituales, por algo será, ¿verdad?.



Simétrica, bien cosida, y tela preciosa: no se puede pedir más, salvo que sea útil y gustosa de usar...A ver si algún día me puedo hacer yo una similar.
Espero poder presentar algún día un resultado óptimo a nivel estético y funcional. Seguiremos informando... ¿Os he despertado la curiosidad por este mundillo a alguna?

8 de septiembre de 2015

Costurero (o lo que sea) en cajas de madera para vinos

En esta ocasión presento una manualidad de mi madre, tanto en idea como en ejecución, y pienso que le quedó fenomenal. Y mira que ella no es nada propensa a las manualidades y sí a guardar las cosas sin quebrarse mucho la cabeza, pero en esta ocasión se lució.

Utilizó una caja de madera transportadora de botellas de vino o cava, de estas que tienen una tapa deslizante de madera y tres secciones interiores, que le daban a mi padre en su empresa, y la convirtió en un costurero.
Para ello forró el interior con restos de papel decorativo autoadhesivo fechados en el 500 antes de Cristo.
Casi iba siendo hora de buscarse otro costurero suplementario...

Para mantener en su sitio las bobinas de hilo, utilizó una goma común de cinturilla y unas chinchetas.

Rebuscar entre los hilos porque no están ordenados por tonalidades o colores es un placer como otro cualquiera.
Alta tecnología materna. Acabados impecables.
Lo más gracioso es que decoró la tapa con dibujos a rotulador de los propios materiales que contiene la caja. Dibujó la silueta de elementos de costura como la cinta métrica, las tijeras, canillas, dedales... y la coloreó con rotuladores (como no sabe dibujar, simplemente siguió su silueta real). El resultado es naïf pero efectivo y queda muy simpático.

Detalle de la tapa deslizante. Atención al alfiletero con estampado de Betty Boop.
Detalle del lateral que tiene el tirador. El clip cruzado no se utiliza para coser, pero tanto da. Horror vacui.
Otro lateral. Del color de esas tijeras no me acuerdo.
Tercer lateral. Ya he perdido la cuenta de las versiones existentes del mismo dedal. Y sí, creo que las tijeras rotas están reflejadas tal cual.
Último lateral. Yo creo que mi madre no ha gastado un ovillo de lana entero en su vida.
Un detalle importante es que mi madre se molestó en dibujar al detalle el mítico alfiletero de Betty Boop que hizo mi abuela a partir de una tela precambriana sacada de una ropa vieja de mis primas.
Mi abuela no hacía alfileteros sofisticados con forma de flor, erizo o cupcake rellenos de napa sintética: ella hacía alfileteros cuadrados cosidos a mano y rellenos de otros retales plegados, así que quedaban bien duros y prietos. Cuenta la leyenda que quien logre clavar un alfiler en unos de los acericos de mi abuela se convertirá en el futuro rey de Inglaterra.

Alfilteero neolítico. Gentileza del Museo Arqueológico Nacional. 

Yo también tengo una caja similar y me dan ganas de imitar la de mi madre, pero mis aperos de costura ocupan mucho más espacio y no puedo tenerlo todo centralizado en una sola caja. Además yo tengo que trasladar mi taller a menudo huyendo de mis cachorros y aunque estas cajas tienen un asa de cuerda, hay que mantenerlas en horizontal para que no se descoloque demasiado el contenido, y eso es incompatible con mi vida de costurera nómada.

¿Os parece tan apañado este costurero como a mí?