En mi caso estas matrioskas fueron una triunfada y generaron la frase que más regocija a los amantes del DIY: "¿¿¿Lo has hecho tú???", pronunciada con admiración e incredulidad, jejejejeje.
Materiales:
- Anillas de lata de conserva (en mi caso, de lata de maiz dulce). OJO: no todas las anillas son iguales, los mejores resultados se obtienen con las anillas que tienen la forma de la foto. Las que son más redondeadas no producen un efecto tan auténtico.
- Laca de uñas de diferentes colores (en mi caso, rojo, morado, amarillo, negro, beige), preferentemente con cepillo fino (como los que se usan para el nail art) * por favor, no preguntéis qué carajo hago yo con laca de uñas amarilla. Pertenecen a un pasado horteril. También podría haber sido blanca, plateada...
- Pasta para modelar (en mi caso, arcilla blanca de secado al aire)
- Retal de tela floreada, preferentemente damasquinada o bordada (como la clásica seda "china" con peonías). Yo utilicé los restos de un monederito roto que compré en los chinos y que ya estaba descosido por los bordes.
Preciosa tela china, pero te miran raro si la llevas encima...Sin ser china, claro |
- Fieltro autoadhesivo negro
- Una aguja o alfiler grueso
- Un cúter o cuchilla
Según el uso que se le vaya a dar:
- Argollas o alambres para pendientes (y aritos extra si hace falta conectar el alambre del pendiente con el cuerpo de la matrioska)
- Imán de nevera fino (se puede recortar el típico imán de nevera de publicidad más feo que pegar a un padre para adaptarlo a la matrioska)
O lo que se requiera para transformar la matrioska en un colgante (de cuello o para el móvil), pin, broche, pinza para el pelo, adorno de bolso o cremallera...Las opciones son casi infinitas.
No tengo fotos del paso a paso pero voy a describirlos porque son muy fáciles, y como yo siempre digo, lo que más importa son los trucos y consejos y no las fotos intermedias.
1) Lo importante es que la anilla esté seca y en buen estado. Idealmente, debería conservar íntegra y en buen estado la argolla trasera que la unía a la tapa de la lata, pero esta se suele romper durante la extracción de la propia anilla, así que puede ser necesario recortarla entera y limar los bordes. La trasera de la anilla debe ser lo más plana posible. La argolla trasera a la que me refiero puede ser de utilidad si se desea usar la matrioska para hacer un pendiente.
2) Con una anilla de igual forma que no se vaya a usar, o con la que usaremos después, troquelamos la forma de la carita y la barriguita sobre una capa gruesa de arcilla blanca, de forma que presionando la anilla sobre la arcilla salga la forma de la cara y la barriguita. Recortaremos los bordes sobrantes con cuidado de forma que quede liso por todos lados y no pierda la forma. La barriguita debe quedar bien redondeada y no sobresalir de la trasera de la anilla, siendo lo más difícil de conseguir. Las piececitas se dejan secar aparte (en una hora suelen estar secas).
Alternativa: hay gente que no usa arcilla para la cara o la barriga de la matrioska, y utiliza simplemente papel decorado o tela, con efecto final plano. Pero la "barriguita" forma parte del encanto de toda matrioska y potencia la belleza del minúsculo trozo de tela. Antes de utilizar la arcilla probé de coser una bolita rellena de algodoncito o relleno de peluche, pero me encontré con que luego era difícil insertar el relleno dentro del agujero de la anilla y que quedara con el efecto deseado, redondeado por arriba y completamente plano por abajo.
3) De forma secuencial, se pinta la parte superior y laterales de la anilla, con laca de uñas u otra pintura adecuada. Yo pinté primero la parte roja del cuerpo, y una vez seca, la parte de la cabeza dando una cierta forma de "pañuelo", que decoré con un moteado amarillo aplicando la laca con la punta de un alfiler, en forma de minúsculas gotas. Los que tengan pulso de cirujano y vista de lupa pueden intentar hacer flores. Una vez seco el cuerpo se puede aplicar laca de barniz transparente, cuidando de que no se mezclen los colores, pero la laca de uñas ya suele dar suficiente brillo.
4) Se pinta aparte la pieza de la carita con laca de uñas, ayudándonos de una aguja o un alfiler para crear el efecto del pelo dividido, los labios y los ojitos, que pueden estar abiertos o cerrados. Yo necesité tres capas de color carne de laca de manicura francesa porque era una laca de mala calidad, pero el resultado no quedó mal porque intenté que las capas quedaran homogéneas. Lo más difícil es dibujar los ojitos sin que queden muy gruesos. No recomiendo barnizar la cara porque es muy fácil que se difuminen los rasgos con las pinceladas.
5) Se recorta la tela de forma que cubra perfectamente la barriguita de arcilla de la matrioska. Como el tipo de tela que yo usé se deshilacha con mirarla, es recomendable usar tijeras de sastre, que cortan la tela en zigzag, para evitar el deshilachado en lo posible. Se inserta a presión la barriguita en el agujero grande de la anilla. Idealmente, como está hecho a medida y la tela confiere un milímetro extra de grosor, se quedará fijada a la anilla simplemente por presión. La parte trasera de la anilla debe quedar plana, para la cual recortaremos a ras todo lo que podamos la tela sobrante.
6) Como trasera de la matrioska usé tela de fieltro autoadhesiva. Esto ayuda a que se pegue la carita de arcilla y la pieza de la barriga sin necesidad de pegamento extra. Los bordes se recortan, intentando que no queden muy al descubierto los laterales de la anilla. Para convertir la matrioska en pendientes, conviene dejar un trozo de fieltro extra en la parte superior, que agujerearemos y endureceremos con laca de uñas negra. Por ese agujero insertaremos las argollas, aritos o alambres que necesitemos para nuestro pendiente. Los laterales que se vean feos se pueden disimular con laca de uñas negra. Hay gente que recorta el fieltro dando un margen en zigzag, pero yo creo que esto no queda bien en caso de unos pendientes.
A la trasera del fieltro se puede pegar o coser cualquier cosa: un imán, un cierre de broche...
A partir de estas instrucciones básicas se pueden hacer las variaciones que se deseen.
Hay gente que decora la matrioska en el cuello con los lacitos minúsculos que suelen adornar las piezas de lencería, pero para las mías creo que quedan mejor sin ellos.
Los pendientes los he estrenado y aunque no estoy satisfecha con el grosor de la parte trasera, no llamaron la atención en negativo y según el maromo, "no son los pendientes más extravagantes que he llevado" (????!!!!!!!). Sin duda repetiré para perfeccionarlos y utilizaré los antiguos como imanes de nevera.
Espero que os haya gustado el resultado y que adaptéis la idea a vuestra propia imaginación.
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