27 de diciembre de 2015

Apliques termoadhesivos con retales reciclados


A veces las circunstancias te obligan a posponer tus proyectos para dedicarte a otra cosa.
En el colegio de mis hijos dan un cuento los viernes a los niños de infantil para que lo lean con los padres el fin de semana y lo devuelvan el martes. Y dieron una bolsa de tela con instrucciones para decorarla "con telas, fieltros, pinturas, etc pero que sea fácilmente lavable". ¿Y eso con la ayuda de niños de 3 años?
Va  ser que no, que los niños duermen la siesta y la madre se rompe los cuernos por hacer algo bonito. Las pinturas descartadas porque no tengo buenas pinturas textiles en casa (sólo rotuladores que no resisten realmente los lavados) y mis hijos dibujando aún son muy desastres.

No hay nada como una bolsa de algodón vasto para fastidiarle el tiempo de ocio a una madre trabajadora.
Al final,  eché mano de los multiples retales de calzoncillos y similares que tenía previsamente recortados por si algún día hago patchwork, les pegué en la trasera Heat and bond, siluetear letras a partir del molde de letras de nevera y pegar los nombres a la bolsa, junto con ositos procedentes de telas obtenidas de reciclaje urbano.
No pocos cuadradados obtenidos de tela de hilo de algodón procedente de calzoncillos rotos que ya no aguantaban un remiendo más, un pijama mío, una antigua funda de tabal de planchar, unos pantalones, un mantel muy manchado, unas telas heredadas...
Se planchan con el revés de la tela en contacto con la parte rugosa del Heat and bond, con una tela entre medias para que no se manche la plancha, y la plancha a temperatura media sin vapor, presionando unos pocos segundos.
Silueteas las letras, que yo ya tengo sacadas a una cartulina por si el molde original se pierde. Como soy muy así cada letra está en una tela diferente y las que forman el apellido van por duplicado. El rotulador es un Edding que se va tras pocos lavados, pero preferí pintar por el derecho de las telas porque aunque recortes se queda la silueta negra y queda bonito sin necesidad de festonear.
Y a pasarse la tarde recortando como una idiota. Ahora sólo hay que despegar de la trasera la lámina finita del Heat and Bond y volver a planchar del mismo modo en el sitio adecuado.
Proceso similar con los ositos que estén completos de esta bolsa que  rescaté de la calle, típico ejemplo de tela fea, muy fina y poco resistente que hubiera acabado en la basura si no sirviera para estas cosas.
Y lo mismo con esta tela de una gatera encontrada en la calle y que ya aproveché en este otro post.
Y lista, una bolsita decorada con cada nombre, muy colorida y muy aparente, eso sí, sin colaboración de los peques. Eso ya para más adelante, cuando vea que se toman en serio las manualidades.

No me he molestado en recortar más a ras las figuras de ositos porque el reborde hace más contraste con la tela. El pintarrajeado de la "O" de Alejandro sí es obra del propietario de la bolsa, grgrgrgr.
Con la tontería casi me he pulido el metro de Heat and bond que había comprado, hay que ver qué uso le he dado en pocos meses. El resultado de las letras me ha gustado y me ha animado para decorar de forma similar cualquier camisa o bolsa sosaina que vea, más que nada porque me ha sobrado material del utilizado para estas letras. Aún no he tenido que lavar esta bolsa pero el Heat and Bond tiene un pegado bastante fuerte, más fuerte que el adhesivo que viene con muchas rodilleras comerciales, y a mis hijos no les ha dado por rascar los extremos de las letras (todavía).
Muy recomendable y práctico el método Heat and bond para aprovechar retales de hilo de algodón y decorar cualquier cosa. El mío es "cosible" (sewable) para las amantes del festoneado. Con los pedacitos que sobren se pueden hacer rectangulitos para poner el nombre y planchar sobre las prendas de vestir y que no se pierdan en el colegio.
Yo creo que eso de comprar rodilleras comerciales se ha acabado para mí.

20 de diciembre de 2015

Amigurumis (II): especial bolsas, cobertores y fundas

No son propiamente amigurumis, pero aprovechando la técnica de crochet de tejido en espiral ya te pones a lo tonto a cubrir todo lo que te parece feo o a hacer bolsitas. Esta es mi particular selección de lo que tengo hecho hasta ahora.

Funda con forma de conejo
Basándome en un patrón para crear una bolsa con forma de conejo de Pascua rellena de chocolatinas, me hice una funda para la tarjeta de entrada al curro.  Me quedó un poco asimétrica y creo que a los compañeros les daba vergüenza ajena, y ahora ya no la uso, la tengo abandonada esperando destino. Los ojos los tuve que pintar con spray  porque eran bolitas de otro color; no encontré cuentas negras de ese tamaño. La verdad es que donde esté la laca de uñas para estas cosas que se quite lo demás.
También podría servir para llevar el móvil o cualquier otra cosa. Las orejas están pensadas para ir anudadas.


Se me ocurre que también podría servir como decoración o ambientado para el coche, o para guardar las pastillas de naftalina en el armario...Es cuestión de echarle imaginación.

Soporte para cabezales del cepillo eléctrico
El dominio de la técnica se manifiesta con la improvisación y la creación propia. Distraes un par de botecitos de plástico muy aparentes del curro, les pones una funda de ganchillo decorada a juego con los colores de cada cepillo de dientes y ya tienes un soporte gratuito. El bordado en forma de flor también es improvisado y de paso gastas un par de cuentas de colores.

Como hay mucho espacio libre en la maceta de bonsai que sirve de jabonero, pues lo colocas allí.


Yo no tengo la culpa de que la anilla identificativa de los cepillos coincida con los colores de cierto equipo de fútbol. 
Fundas para tapas de frascos de cristal
¿He dicho ya que me fastidia un poco la publicidad en los objetos? Menos cuando quiero decorar con tarjetas, claro... Pues nada; tejiendo en espiral y currándoselo un poco bordando aquí y allá puedes hacer fundas para botes con forma de rodajas de fruta. Lo malo es que es importante que toda la lana tenga el mismo grosor, para que el resultado sea óptimo. Yo me quedé en la naranja y la sandía y tengo pendiente mejorar la técnica con el limón, el pepino, el tomate, el kiwi...y cualquier fruta de la que tengamos los colores a mano.
Ahora bien, como estas tapas se deslizan un poco al intentar destapar conviene que queden bien prietas y ajustadas a la tapa y que los usemos para frascos que no se destapan a menudo.
Es ideal para generar un juego completo y regalar. Queda mejor cuando todos son del mismo tamaño.
Yo es que ahora estoy en mi etapa costura, pero cuando vuelva al ganchillo ya vereis, ya...
La rodaja de sandía es fácil y es un valor seguro.
Por no tener los colores adecuados y el grosor de lana adecuado, al rodaja de naranja no me quedó muy aparente. Hay que pulir un montón de detalles, empezando por el bordado radial.
Bolsas de ordenación
Como las que vende Ikea pero DIY aprovechando cualquier resto de lana gruesa o lana de fantasía que no nos sirve de nada más. Para que queden más rígidas se pueden hacer "de cuello vuelto" o almidonar (a mí se me acabó la lana cuando todavía no era muy alta).  O también de trapillo aprovechando restos de camisetas o incluso hay gente que lo hace con bolsas de plástico trenzado. En un pis pas te montas un organizador a la medida, y se pueden crear asas para colgar.
También se pueden seguir adornando con bordados en lana.
Me parecen más estéticos estos objetos hechos de ganchillo que los que se hacen DIY aprovechando bajos de vaqueros, ¿y a vosotros?



Que por cierto esa "cosa" marrón que se ve es un coletero étnico que se puso de moda en los noventa y que es fácil de hacer DIY con un retal de terciopelo marrón (o de otro color) que tengamos: se cose una tira larga, se meten dos alambres por dentro y se cierra la costura, se cose a una goma de pelo corriente y moliente por su parte central y ya tenemos un coletero que se puede enrollar alrededor de la coleta, en espiral. No tengo pelo como para demostrarlo con una foto y no he encontrado imágenes del artilugio, ¿sabéis cuál os digo?

14 de diciembre de 2015

Amigurumis (I)

 Hace tiempo que no hago amigurumis, aunque hay lista de espera de proyectos. Es que no doy abasto con tantas manualidades que tengo al retortero. Pero voy a enumerar los que he hecho hasta la fecha.
La mayoría de ellos los publiqué en un blog personal anterior, pero aprovecho para editar las fotos y comentar algunas cosas prácticas sobre ellos.
De aquella época de hacer amigurumis a lo tonto me quedan muchos ovillos de lana de colores que tendré que aprovechar para algo (por ejemplo, hacer colchas de ganchillo) y napa sintética (o miraguano) que principalmente utilizo para rellenar alfileteros.

Osito Teddy
Este oso es un buen ejemplo de obra destinada al regalo o a ser juguete infantil. Es fácil de trabajar y pese a su tamaño tampoco se tarda tanto en acabarlo. El patrón está sacado de la inimitable página de Tejiendo Perú, muy recomendable para principiantes por la claridad de las indicaciones y tutoriales. Yo no lo hice para San Valentín así que ahorré los corazones, y reciclé un lazo sacado de no sé dónde para que no quedara tan soso. Seguramente lo repota si tengo que regalarle uno a alguien. Con muñecos de este tamaño es factible utilizar una cápsula de plástico de las que vienen en los estuches de tinte casero para el pelo o huevo Kinder, rellena de semillas, arroz o piedrecitas, para hacer del muñeco un sonajero. Simplemente se mete la cápsula y se envuelve de napa, hay espacio para todo.
Prueba de agudeza visual: ¿cuál es el escritor vivo favorito de la autora?
Pollito en su cascarón
Creo que fue mi primer amigurumi; se lo regalé a mi amigo Toni y a su madre. Quedó gracioso porque la lana es pelusilla y da el efecto pluma. Ahora bien, las patas, aunque en el patrón original son de ganchillo, creo que es mejor hacerlas de fieltro.

No se sabe si lleva un gorro de ducha o un cascarón, pero es por el efecto de una lana blanca demasiado gruesa.

Peludito y blandito, no se puede pedir más.

El pollito fuera del cascarón y visto desde arriba.

Pajarito
El patrón original es para un petirrojo pero yo aproveché unos restos de lana peludita para hacerle un regalo naïf a mi amigo Toni. Un pequeño muñequito realtivamente rápido de hacer. Ideal para aprovechar restos de ovillos. Lo malo es que si te picas puedes acabar con un arca de Noé.

Adorable y casi no se nota que las alas son asimétricas y que una está mirando a Cuenca.


 Belén
Lo malo de hacer manualidades es que cuando se enteran las cuñadas, te llueven las peticiones. Mi cuñada me pidió un Belén de ganchillo cagando leches, y para su cumple ya tenía uno. 
Utilicé derivaciones de este patrón, aunque hay otros en la red; todos bastante parecidos, la verdad. Esto sí que es bastante laborioso porque aunque las figuras son redondas y pequeñas, hay que dedicar mucho tiempo a ensamblar todos los bracitos y ropita y coser las cuentecitas. Como utilicé lana de distintas calidades y grosores y nunca me acordaba de la aguja que usaba para todo, las figuras me quedaron de distintos tamaños (unas más gordas que otras), pero en conjunto quedó gracioso. Metí piedras junto a la napa para que quedaran derechas, sin resultado demasiado estable: si vuelvo a hacer alguno para mí (creo que sólo de los Reyes Magos, que son lo mejor del conjunto), meteré lo que os digo de la cápsula de plástico rellena de algo pesado.  
A ver si me animo y hago al menos un Baltasar, que es mi rey preferido por el exotismo; tengo ya una bisutería rota y unas plumitas recogidas ideales de la muerte para hacerle el tocado.

 (Voy a conservar los comentarios originales del otro blog para cada foto porque no tienen desperdicio.)
La Sagrada Familia. La Virgen está un poco gorda, pero es que está recién parida, joer. Según el Maromo, Jesucristo nuestro Señor parece un reptil gusano, así que le puse aureola para que tuviera más gracia. Como reivindicación de su maltratada figura, San José me ha quedado bastante bien, destaca por su barba tupida y sostiene con dignidad un pincho moruno. Lástima no haberles hecho una foto por detrás.
El Ángel en su juventud escuchaba glam metal y así se ha quedado con el pelo cardado. Para disimular los brazos asimétricos, le pequé una estrella en la mano. Para que veais el síndrome de Diógenes que es necesario tener para encontrar los materiales necesarios para la miniatura, el hilo dorado de las mangas procede de un fleco suelto de un camino de mesa, que convenientemente guardé por si un siglo de estos hacía falta. La aureola está hecha de cinta de regalo rígida. Las figuras tienen dentro de relleno de peluche y un pequeño canto rodado amorosamente recogido en los descampados de Arroyomolinos para que haga contrapeso; hay que andar moviéndolo para que la figura se quede tiesa, pero eso forma parte del encanto kitch del Belén.

Melchor: la corona cuajada de piedras preciosas y el anillo de rubíes no disimula su aspecto de científico loco de raza aria. La capa roja bordeada de armiño no disimula que me equivoqué utilizando un ganchillo más pequeño que para el resto y se quedó pelín pequeño comparado con el resto de figuras, pero puede ser por la edad. 


 Gaspar: tiene el culo gordo por la diferente textura de la lana y parece que le ha robado la chichonera al hijo de Son Goku, pero es que como no me quedaba lana marroncita para hacerle pelo, le monté una barba espectacular que, junto al huevo Kinder lleno de incienso, aporta dignidad al Rey Mago más ignorado.
Baltasar: un resto de lana de fantasía muy difícil de tejer que no iba a tener otro uso sirvió para crear una capa y un turbante de lo más exótico, que además disimula que, por efectos del grosor de la lana, me ha quedado un negro cabezón.

Aquí los tres en buena compañía. Ya veis que en un par de meses haciendo y rehaciendo y cosiendo bolitas con pulso de cirujano bastan para hacer a una cuñada inmensamente feliz.
Cupcakes
Una vez liberada de la magna obra bíblica, me puse a hacer pastelillos para decorar el centro de mesa. El de cereza y el de topping de fresa me quedaron espectacular, el resto hay que pensánselo dos veces para hincarles el diente. Los chinos del barrio dudaban de que alguien pudiera llevarse a casa un plato de plástico tan hortera, pero sólo hay que esperar con paciencia a que suceda el milagro.
Al final también se lo regalé a la cuñada (aunque no sé donde lo tiene puesto, mmmmm).
Hay gente que aprovecha estos cupcakes para alfileteros, y la verdad que el de la cereza queda muy aparente. Yo es que no sé qué pinta un cupcake como alfiletero, más bien creo que se puede aprovechar cualquier otro animalito (empezando por un erizo) para dedicarlo a ese uso...


Por culpa de estos cupcakes ahora tengo abalorios pequeñitos pa'aburrir que tendré que gastar. No digas que el de cereza no está apetecible, mmmmmmm.
Elmo
Como al maromo le gusta mucho Elmo le hice uno, sin más. Lo más delicado es coserle bien la boca para que no le quede ni muy hacia fuera ni hacia dentro, no me acabó de quedar bien.
Las pupilas son cuentas blancas pintadas con spray, antes de que me diera la afición por pintar con laca de uñas. En un par de tardes bien aprovechadas la verdad es que tienes un muñeco resultón.

¿Quién dice que no se puede regalar muñequitos a un hombre?
  
Muñeca estilo Barbie
Fue un poco cansina y dejé de lado los amigurumis después de ella. Está inspirada en esta muñeca.
Lo malo es que le quise poner un pelo tan largo que ahora se le cae para atrás la cabeza (y eso que le robé parte de él para acabar una línea de la manta de ganchillo, pero dio igual porque tuve que buscar lana parecida para acabar el tramo). Los rasgos (hechos con tela pintada e hilo) le quedaron como de mala leche. El vestidito y las sandalias son improvisadas y la boa de plumas la saqué de vete tú a saber de dónde. Lo peor de todo es que sólo con niños en casa le sacas poco provecho, tú espérate que no la acabe regalando... 

No sé por qué pero me quedó más caderona y menos pechugona que el original. Las pudorosas braguetas venían así en el patrón. pese a la cantidad de aumentos y disminuciones que tiene, no es tan difícil, pero sería buena idea ingeniárselas de alguna manera para que la columna quede rígida y la cabeza no se doble con el peso del pelo

La maja vestida; con vestido de noche tipo sirena y cuello halter y unas sandalias atadas al tobillo diseñados ad hoc para que la pobre no estuviera eternamente en bolas (y le pegara con la boa de plumas).

¿Qué os parecen para una principiante?

7 de diciembre de 2015

Cojín de lactancia DIY

Cuando me quedé embarazada de mellizos era muy pesimista con el éxito de la lactancia materna, aunque yo lo iba a intentar, así que no me quise gastar una burrada de dinero en un cojín de lactancia gemelar. Si llego a saber que me iba a ir bien me hubiera currado uno mejor.
Como mi madre tenía unos restos de loneta, unas espumas procedentes de unoas almohadas viejas y me pasaron las medidas de un modelo real en un foro de internet, me hice el mío como pude con la máquina de coser.
Teneis los detalles y explicaciones en mi blog sobre lactancia especializada en múltiples, Consejos de la leche. Lo tengo un poco abandonado; es que ahora este me está absorviendo, jejejeje.

Las medidas del artilugio; gentilmente cedidas por una forera que también es madre múltiple.
El artilugio prestando servicio (no sé si apreciais el caperolo de mis angelitos de un mes). Al principio necesitaba sentarme en plan indio y ayudarme con otros cojines y mantas para que los mellizos estuvieran a la altura adecuada.
Como este blog va de costura, DIY y reciclaje de materiales sólo comentaré que es difícil para una novata que cuadren bien las costuras de un artilugio con tantas caras geométricas y que hay que dejar mucho hueco sin coser para poder meter la tremenda cantidad de relleno que se requiere.
En mi caso la loneta disponible era amarilla, pero lo ideal es encontrar una estampada y sufrida que resista bien las manchas. A este modelo básico se le pueden añadir multitud de mejoras, como una cremallera para sacar el relleno y poderla lavar, un bolsillo en algún lateral o un delantal para atar al cuello y tapar la parte del pecho.
Es un proyecto ambicioso pero un puntazo para regalar a una madre futura de la cual sepamos a priori que se va a tomar la lactancia materna en serio.
El relleno de trozos de espuma, eso sí, no es muy recomendable, porque hace que queden bultos en el cojín. Lo que pasa es que rellenarlo de napa sintética equivale a gastarse una bolsa entera de relleno de napa en el cojín, porque tiene mucha capacidad.
En cuanto a los cojines de lactancia sencillos, para bebés únicos, más pequeños y normalmente con forma de media luna: también es fácil encontrar las medidas en internet y hacerse uno, con resultado similar a los que venden por 70 u 80 pavos. ¡Menudo robo por algo que dura un par de meses a lo sumo!
Pasado ese tiempo, las tomas de lactancia duran tan poco que no merece la pena el cojín y el bebé tiene un tamaño adecuado para apoyarlo en un cojín o almohada de normal (de matrimonio, en caso de tener múltiples). Merece la pena ahorrarse el dinero y hacerte uno DIY.
Foto mítica de mi Lactation Workstation para aprovechar el tiempo mientras mis mellizos mamaban y dormían: portátil, móvil, cuaderno, percha sujetando bolsos...atentos al detalle de las gomas elásticas sujetando cojines extras debajo del cojín de lactancia para que cuadraran las alturas!!! Ainnns qué tiempos...Estas cosas sólo las puede hacer una madre.
Por cierto, que creo que todavía tengo mi cutre-cojín guardado, esperando algún uso. Seguramente intente donarlo a alguna madre múltiple. ¡Me da pena tirarlo, aunque en su día acabé tan harta que lo quise quemar o tirar por la ventana!

Nota: publico este post justo el día del cumpleaños de mis mellizos. ¡Muchas felicidades, angelitos míos! Tenéis una madre cutre, pero apañá...

30 de noviembre de 2015

Reciclar telas con estampados grandes para hacer apliques y rodilleras



Ejemplo drástico de "reciclaje urbano" (vamos, de un trasto que recupero de la basura y le doy otro uso): una gatera o cama de gato.
Una vez despiezada, mi mente sólo ve una fuente de tela más.
Desconozco si es que el anterior dueño la tiró porque el gato había muerto o qué (también abandonó un transportín de plástico que ahora uso para guardar las lanas) pero no estaba en demasiado mal estado: estaba entera y sin descoser, lo único es que la tela era finita, infantil y un poco descolorida an algunas partes. La espuma parecía estar bien.
Pues nada: se desmonta por los velcros, se separa el bies (he guardado una parte por si la reciclo, pero es un bies muy rígido y no sé si realmente tiene mucho uso), se lava la tela para quitarle restos de pelo de gato y ya tienes unos retales de tela de ositos para forro de cualquier cosa para los niños, o hacer apliques como los estoy usando yo.
Compras por metros en la mercería tela adhesiva para apliques. Yo entré pidiendo guata o entretela, pero en la tienda de costura creativa de mi barrio no tienen (!!!!!!!!!), sólo usan esto (Heat n'Bond) para dar rigidez a telas finas, y de paso volverlas adhesivas (si quieres).

Nota: ¿os parece normal que en una franquicia de costura creativa no tengan entretela adhesiva normal y guata "normal"?

El procedimiento es fácil: planchas por un lado sobre la tela que quieres (con una tela entre medias), y se te queda un parche rígido que puedes a su vez pegar por el otro lado en otra superficie, con la plancha. Luego si quieres puedes festonear para mayor resistencia en los bordes.
Pues nada, la probé para ponerle una "rodillera" decorada a un pantalón viejo de los niños, con buen resultado. Lo que pasa es que es el típico pantalón que les queda ancho de cintura y corto de pierna, así que les recorté el bajo para hacer unos pantalones cortos y le puse otra rodillera de la misma tela en la otra pernera.
No es que sea una rodillera con mucha cobertura pero al menos decora un pantalón muy cutre.
Un poco cursi para lo que suelen llevar mis niños pero si se trata de ropa para destrozar en el parque y probar que el Heat n'Bond funciona.
Ahora ya tienen unos pantalones cortos para el año que viene, de andar por casa o destrozar en el parque, en vez de tirar unos pantalones viejos y una gatera a la basura.Y me quedan ositos para cien pantalones más, o lo que quiera decorar. Y es que de las telas con esta clase de estampados también se le puede sacar un segundo uso.
Aparte de usarlas para las típicas bolsas guarda-todo que se cosen a máquina en 5 minutos...
La tela que está menos desteñida o cuyo estampado no se puede recortar porque las figuras no están enteras se aprovechan para cualquier otra cosa.
La misma bolsita, llena (aunque no lo parezca las costuras van por el interior).
Este papel adhesivo me está dando bastante juego así que lo voy a utilizar para otros proyectillos que ya iré presentando a su debido tiempo... ¿Pero como guata o entretela para neceseres? Nooo! Queda demasiado rígido cuando se pega en trozos extensos de tela. ¿Qué narices me han vendido en esa tienda?

24 de noviembre de 2015

Reutilizar macetas de bonsai


He tenido dos bonsais y no me han durado nada. Me compré un libro, seguí las instrucciones de los profesionales, y todo lo que conseguí es que perdieran las hojas por la sequedad y que les entrara una plaga de araña roja en las hojas nuevas. En menos de dos meses ya estaban en la basura y yo me quedé con mis macetas de bonsai, mi tierra de bonsai, mi abono de bonsai, mis herramientas de bonsai, mi libro de bonsai y mi todo de bonsai. Todo se puede reutilizar para el cuidado del resto de las plantas excepto las macetas de bonsai, que son especialmente planas y solamente adecuadas para el cultivo de cactus muy pequeños y cosas así.
Pero son tan preciosas que yo las tengo por casa dándolas otro uso.

La más alargada quedó estupenda como jabonera. Las piedrecitas que contiene en este caso fueron compradas en los chinos, pero también quedan estupendas las piedrecitas planas que cualquiera puede encontrar en la playa, y que son inmejorables para hacer manualidades y decorar la tierra de las macetas. Ni qué decir tiene que todo buen reciclado no compra jabones en pastilla si no que reutiliza la miríada de jabones de hoteles que ha ido recopilando a lo largo de la vida.

Típicas piedrecitas planas de playa que viene bien para estas cosas. Muy planitas, muchos colores, jaspeadas...Me lo paso yo mejor que los niños buscándolas.
Otras macetas se pueden reutilizar como centros de mesa, guardallaves o ambientadores decorativos si se les llena de velas de té y popurrí. Yo ahora porque las tengo retiradas por los niños, pero es un elemento socorrido para decorar la parte de abajo de la mesa de centro de delante del sofá.
Mientras espera un destino quizás mejor, a esta maceta grande la uso de centro de mesa, con veletas reutilizadas de un regalo.
Una macetita pequeña con conchas y popurrí. Tapando con fieltro o tela la parte de abajo (que tiene agujeros) se pueden usar como cualquier otra caja de ordenación.

Qué se le va a hacer; de momento no se me ha quejado nadie por ir repartiendo macetas por la casa...No creo que haya nadie capaz de tirarlas; estas macetas son una preciosidad, ¿no crees?

17 de noviembre de 2015

Colchas de ganchillo con restos de lana


Siendo nieta de abuela crochetera y tricotera, de las de siempre, de las que no necesitan patrones y sacan las medidas a ojo, que hacía unos cojines divinos (lástima no tener fotos), era cuestión de tiempo que intentara seguir la tradición familiar y me adentrara de forma autodidacta en el mundo del ganchillo.

Para que os hagáis una idea, mi abuela aparte de los cojines (muy elaborados, con punto haciendo efecto de flor de gladiolo y cosas así), hacer calcetines de andar por casa, chaquetillas de bebé en punto de arroz, jerseys de ochos y ropita para mi Barbie se dedicó a hacerle un par de colchas a cada hija de este estilo, gastando restos de lana de aquí y de allá:
Una de las míticas mantas de ganchillo de mi abuela, in memoriam. No es la más hermosa, pero sirve para demostrar como a veces lo sencillo es lo que mejor resultado da.
Detalle de las franjas. Punto alto a cascoporro y cada dos líneas, cambio de lana, sin patrón de colores definido. Más simplicidad, imposible. Y sin embargo, resultan.
¿Alguna de las lanas es demasiado fina? Se mezclan dos lanas finas y se tejen juntas, y como por arte de magia todas las franjas quedan del mismo grosor, con un acabado impecable.
¿Se acaba alguna de las lanas antes de tiempo? Pues se sigue tejiendo con alguna lana parecida, sin complejos. A mí hacer algo similar me produce mucho estrés porque se me van los ojos a la imperfección, pero lo bueno de las cosas hechas a mano y con amor es que estas cosas no deberían importar.
Prueba de agudeza visual: ¿dónde está el cambio de color?
Las mantas de mi abuela también tenían sus ñapas, pero insisto: el resultado es sencillo pero óptimo y muy práctico.
Todo el reborde de la manta está solucionado de esta manera, no sé si para darle un toque mejor de color o para solventar las irregularidades.

Mi abuela hacía que pareciera tan sencillo que era inevitable que yo en algún momento tratase de imitarla.
Mi primer proyecto resultó un poco faraónico: la típica colcha de cuadritos afganos clásicos de colores...No estoy nada satisfecha del resultado teniendo en cuenta el número de horas invertido. Mis errores: querer hacer una colcha para cama de matrimonio de 150 x 200 cm y pretender una locura cromática, de manera que en una misma línea de cuadros no se repitiera la misma lana del mismo color o textura. Resultado: muchísimo tiempo invertido, demasiados colores para resultar agradable a la vista, necesidad de comprar lanas nuevas a lo tonto (que después sobran y hay que buscar proyectos para gastarlas)  y dificultad para unir los cuadros entre ellos debido a las diferencias de tamaño.
No se aprecia pero las uniones en negro tampoco quedaron muy canónicas, están demasiado en relieve.

A ver si vosotros sois tan críticos con el resultado como lo soy yo.
Y lo peor de todo: las uniones entre colores (anudadas) se han deshecho enseguida y se ha quedado la colcha llena de huecos irregulares, agujeros y hebras que hay que reanudar como sea. Una chapuza.
Y no se queda ahí la cosa. Pese a su aspecto idílico, este tipo de colchas abrigan poco para el peso que tienen, porque el esquema de ganchillo que tienen es demasiado calado.
Así que para no dejar la colcha guardada en un armario por falta de uso práctico o tirarla a la basura después de tanto trabajo, me propuse coserla a una tela bajera y convertirla en una colcha más recia y tupida. Y quería que fuera en negro sin estampados.
El problema es que no venden telas de sábana negra con semejante tamaño, y no quería ni cambiar de color, ni coser dos fragmentos de sábana negra y que quedaran costuras, ni teñir una sábana de otro color y que quedara negra pero con el hilo de las costuras de color original.
Al final después de buscar telas adecuadas sólo encontré una tela de loneta negra no demasiado gruesa y del tamaño adecuado (!!!!!????? creo que tengo mala suerte con las tiendas que frecuento).
Nuevamente me arrepentí del resultado, porque aparte de que la tela de loneta resulta algo áspera a la vista y al tacto (necesitas poner una sábana debajo), añade más peso al conjunto.
Si lo llego a saber sí que hubiera optado por coser dos sábanas bajeras juntas o buscar otra tela de sábana del tamaño adecuado, aunque fuera de otro color.

Peeeeero resultó muy práctico al final, porque da el grado de calor justo para los meses de entretiempo, aquellos en los que no hace para dormir sólo con una sábana pero tampoco para sacar la funda nórdica, ni siquiera la finita. Así que de estar olvidada en un armario y con ganas de tirarla ha pasado a ser nuestra manta de referencia durante varios meses al año (aunque no descarto que acabe siendo rechazada de nuevo porque se me llevan los demonios cada vez que veo los agujeros en la labor).

De todas maneras, aunque quizás no se aprecia en la foto, sigue teniendo demasiados defectos como para estar muy orgullosa: irregular, desencuadrada, con desuniones en la lana y no demasiada estética.

Una vez aprendido que los cuadritos afganos no son tan prácticos como se piensa, me puse a ganchillear otra colcha que necesitaba para una de las camas de los niños; esta vez con punto alto corrido, pero en zigzag para darle algo más de sofisticación (extraído de Lanas y Ovillos y Tejiendo Perú a partes iguales).
Una manta de ganchillo como otra cualquiera. Ni por estas soy capaz de liquidar los choporrocientos ovillos de lana que tengo.


Detalle del zig zag por el derecho.
Todas las líneas están del derecho siguiendo los consejos de otra bloguera, pero no es algo que yo aconseje porque es mejor que la manta no tenga ni derecho ni revés, (así es totalmente reversible) aunque eso suponga que el punto quede poco homogéneo.
Detalle del revés de la manta. 
Pude aprovechar buena parte de la lana que sobró de la colcha anterior, aunque no todos los ovillos los gasté enteros...Para mi desgracia, algunos sí...¡¡antes de acabar cada bloque de color!! y para no deshacer labor tuve que recorrerme varios de los maxi china de la comarca para encontrar lana del mismo color y grosor. Eso no siempre fue posible y el ojo avezado podrá descubrir "parches" de lana para acabar algunas de las líneas.

Prueba de agudeza visual: ¿dónde están las franjas que han sido acabadas con dos tipos de lana diferentes?
El acabado quizás parezca más profesional y estético pero sigue sin convencerme "las arrugas"que genera el efecto zigzag. También pesa lo suyo y tuvo mucho trabajo, para tener un poder calorífico intermedio.

Detalle del extremo de la colcha. Lo  bueno de este sistema es que ni por los extremos ni por los laterales los acabados quedan tan mal como para necesitar alguna clase de reborde o decoración.
Echando la vista atrás no tengo buenos recuerdos con lana, salvo los amigurumis, que enseñaré en otro post. También he probado de hacer jerseys, faldas y tops para mí, y la cosa se ha quedado a medias o con resultado mediocre, y al final no me lo ponía. Mucho tiempo invertido pero el poco uso real, así que me lo pienso muy mucho antes de emprender otro proyecto parecido. Me gustaría un top calado de ganchillo, pero con mi pasado turbulento me temo que el proyecto está a la cola de mis prioridades...
¿Creeis que me paso de autocrítica?